El vertigo que se produce ante la pérdida produce una fuerte sensación, que aunque no nos guste, nos mueve emocionalmente, nos hace sentir vivos.
No te lo lleves, desdentado;
que son mis dientes y estan atados a mis pestañas.
Cuando te alejas con lo mío me lastimas.
A veces me saco los dientes para que reposen mis encías;
tú ya has venido antes.
Los alivio del dolor de tus repetidas visita.
Atándolos, he hecho un collar con ellos para ahuyentar los malos espíritus.
Cada vez que te acercas se mantienen húmedos sus nervios, su sangre, su vida.
Me quedo con la carne, la sangre y los nervios.
!Dientes de ajo para la circulación!
En mi boca de corazón palpita la confianza que da el tiempo
para encajar y reafirmar las piezas.
Junto a ellas te esperaré para atenderte bien en tu próxima visita.
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